Pedro Sánchez compareció este jueves ante la comisión del Senado que investiga la presunta financiación irregular del PSOE, en una sesión que se extendió por más de cinco horas y estuvo marcada por un tono tenso y defensivo. El presidente del Gobierno intentó despejar las sospechas que giran en torno a su partido, a algunos de sus excolaboradores más cercanos como José Luis Ábalos y Santos Cerdán y también a su propio entorno familiar. Sin embargo, sus respuestas dejaron más dudas que certezas.
“No me consta, pero no quiere decir que no se produjera”, fue una de las frases más repetidas por Sánchez cuando se le preguntó por las supuestas irregularidades vinculadas al exministro de Transportes y al secretario de Organización del PSOE. El presidente insistió en que no tiene información directa sobre las investigaciones en curso, aunque evitó profundizar en si recibió advertencias internas o si fue informado de movimientos sospechosos dentro del partido.
El presidente intenta blindarse ante las revelaciones sobre Ábalos y Cerdán y acusa al Senado de ser una “máquina de fango”
La oposición aprovechó la comparecencia para poner el foco en los casos que salpican al PSOE y que podrían comprometer la imagen de transparencia del Ejecutivo. El líder socialista, sin embargo, optó por confrontar con el formato de la comisión, calificando al Senado de “máquina de fango”, en una clara alusión a lo que considera una ofensiva política impulsada por el Partido Popular. “Esta comisión no busca la verdad, sino el desgaste del Gobierno”, reprochó Sánchez, visiblemente molesto con el tono de las preguntas.
Uno de los momentos más incómodos de la jornada llegó cuando se le consultó sobre los supuestos cobros en efectivo dentro del PSOE. Pedro Sánchez reconoció que en “alguna ocasión” recibió dinero en metálico del partido, pero aclaró que se trataba de reembolsos o pagos ordinarios y que no recordaba “ni cuánto ni cuándo”. “La financiación del PSOE es absolutamente limpia”, sostuvo, rechazando cualquier insinuación de prácticas irregulares.
Caso Leire Diéz
El jefe del Ejecutivo también evitó pronunciarse sobre Leire Díez, cuya relación con las actividades del PSOE está bajo escrutinio, y se limitó a decir que “no hay nada ilegal ni irregular” en su actuación. A lo largo de la sesión, Sánchez mantuvo una actitud firme pero distante, insistiendo en que el Gobierno seguirá adelante pese a lo que considera una “campaña de difamación”.
Mientras tanto, la oposición calificó la comparecencia como un intento de esquivar responsabilidades y no ofrecer explicaciones concretas. Desde el PP, se acusó al presidente de “usar la institución para victimizarse”, mientras que Vox habló de “opacidad y arrogancia”.
El enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Senado promete continuar en las próximas semanas, especialmente si avanzan las investigaciones sobre Ábalos, Cerdán y otros nombres del entorno socialista. Por ahora, la comparecencia de Sánchez deja una sensación de incertidumbre: el presidente de España defendió la limpieza del PSOE, pero su propio testimonio dejó abiertas las preguntas que intentaba cerrar.
