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¿Se podría detectar el Alzheimer a través de la retina?

En la retina pueden detectarse las primeras señales de deterioro cognitivo leve

Los científicos han asociado ciertos cambios en la retina del ser humano con el deterioro cognitivo leve, lo que en un futuro próximo podría ayudar a identificar las primeras señales de la enfermedad de Alzheimer.

En la retina pueden detectarse las primeras señales de deterioro cognitivo leve

Siempre se ha dicho que los ojos son el reflejo del alma, aunque de acuerdo con un reciente estudio, también pueden revelar las primeras señales de la enfermedad de Alzheimer, una patología neurodegenerativa que afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo y a más de 800.000 en España.

Una investigación de 7 años ha conectado los cambios físicos en una parte del ojo denominada retina con lo que sucede en el cerebro durante el Alzheimer, comenzando por sus fases más tempranas, cuando las personas con el padecimiento solo presentan un deterioro cognitivo leve.

Maya Koronyo-Hamaoui, neurocientífica del Centro Médico CedarsSinai de Los Ángeles en los Estados Unidos, que también dirigió la nueva investigación y colaboró con científicos de Australia e Italia; explicó que, la enfermedad de Alzheimer empieza muy pronto en términos de cambios patológicos, que pueden generarse décadas antes de que comiencen a aparecer los síntomas de la enfermedad.

Si los médicos pudieran hacer un diagnóstico con total fiabilidad el trastorno en esta etapa anterior a la aparición de los síntomas, podrían probar tratamientos e intervenciones para ralentizar el progreso de la enfermedad.

Existen nuevos fármacos que se están comercializando, como, por ejemplo, el lecanemab (aún sin aprobación en Europa), que dirigen su efecto a pacientes con deterioro leve antes de que los síntomas del Alzheimer sean irreversibles.

La retina es la única parte del sistema nervioso central de una persona viva que se puede ver directamente

Alan J. Lerner, quien es neurólogo del Centro Médico de los Hospitales Universitarios de Cleveland (EEUU) que tiene más de 30 años de experiencia en el tratamiento de pacientes con demencia; explicó que, ubicada en la parte superior del ojo, la retina se encarga de traducir la luz en señales eléctricas que llegan hasta el cerebro. Examinar el ojo puede parecer una estrategia poco probable para la detección de la enfermedad de Alzheimer, aunque realmente es la única parte del sistema nervioso central de una persona viva que se puede ver directamente, y que no está oscurecida por el hueso.

En la investigación de Maya Koronyo-Hamaoui se halló que los niveles más altos de la proteína beta-amiloide, que es un sello característico del Alzheimer, en la retina se correspondían con niveles más elevados en el cerebro y con un deterioro cognitivo más grave. Tanto es así que, la cantidad de esta proteína mal plegada en la retina del ojo de un paciente predecía mejor su actuación en pruebas cognitivas que los test que revelaban la densidad de placas cerebrales presentes en el cerebro del paciente.

La cantidad de de amiloide en la retina puede ayudar a un diagnóstico a tiempo

Basándose en este nuevo estudio, el cual se realizó con cadáveres y muestras de tejidos, se están desarrollando varios ensayos clínicos con la idea de determinar si la medición de los depósitos de amiloide en la retina es una manera precisa de diagnosticar esta clase de demencia en su fase inicial en pacientes vivos.

Por su parte, Lerner, quien no participó en el estudio, calificó de cambio radical a estos esfuerzos por desarrollar pruebas diagnósticas en la manera en que la comunidad científica considera la enfermedad de Alzheimer. Y señaló que, en las últimas décadas se venía pasando de un diagnóstico clínico, fundamentado en los síntomas, a una definición biológica, fundamentada en biomarcadores o señales mensurables, como es el caso de los niveles de azúcar en sangre en ayunas para diagnosticar la diabetes.

¿Qué puede revelar la retina?

El análisis que fue realizado a tejido retiniano y cerebral de 86 donantes humanos en el estudio post mortem; examinó posibles biomarcadores en la retina y los asoció con indicadores conocidos del Alzheimer como las placas amiloides (entre neuronas) y los ovillos neurofibrilares, estos dentro de las neuronas. Además fue analizada la relación que existe entre el daño retiniano y el deterioro cognitivo.

Los científicos evaluaron la retina y el cerebro de la misma persona, en 39 casos, lo permitió hacer una comparación directa. Entre los donantes había desde personas sanas hasta individuos con deterioro cognitivo leve o DCL, además de pacientes de Alzheimer con demencia.

Estamos ante el primer análisis cuantitativo de las retinas de pacientes con DCL, que se trata de una población significativa porque estos pacientes experimentan las primeras fases sintomáticas del Alzheimer, así lo aseguró Yosef Koronyo, otro neurocientífico del Centro Médico CedarsSinai; quien desarrolló muchas de las técnicas que fueron empleadas en el estudio actual.

Los cambios en la retina entre personas sanas y este grupo podrían identificar a los pacientes que no han avanzado hacia la demencia. Por otro lado, los cambios adicionales a medida que agrava la enfermedad de Alzheimer podrían rastrear su progresión.

Diferencia entre el DCL y la cognición normal

Maya Koronyo-Hamaoui y sus compañeros marcaron con compuestos que brillan en presencia de la luz a estos biomarcadores para poder visualizarlos. La investigadora aseguró que, después se pueden contar o contar el área que cubren los biomarcadores, y eso da mucha información sobre el DCL.

Estos científicos dedujeron que, de la misma forma como el Alzheimer afecta a unas regiones del cerebro más que a otras, la patología daña ciertas zonas de la retina antes o después en la progresión de la enfermedad. Y, como lo adelantaron, muchos biomarcadores aumentan primero en la capa interna de la retina y, particularmente, en las regiones más alejadas del centro del ojo. Conocer qué secciones se ven afectadas en primer término ayuda a los médicos a enfocarse en lugares específicos en el momento de realizar los exámenes oculares.

De acuerdo con Maya Koronyo-Hamaoui, los niveles de beta-amiloide presentes en la retina se elevan muy pronto y constituyen la mayor diferencia entre el DCL y la cognición normal. Cuando se compara con los controles sanos, las retinas de las personas con DCL tenían 5 veces más cantidad de beta-amiloide. Mientras que los niveles de beta-amiloide en los pacientes con Alzheimer eran 9 veces mayores.

En el caso del Alzheimer, la acumulación de placa y de otros detritus en el cerebro va desencadenando una respuesta inmunitaria que causa una inflamación grave, la muerte de neuronas y conexiones raras entre ellas. Por tal motivo, Maya Koronyo-Hamaoui y su equipo se fijaron además en las células inmunitarias de la retina, que por lo general protegen el sistema de lesiones y patógenos.

¿Qué ocurre con las células inmunitarias?

La retina de los pacientes con Alzheimer y DCL, estimulada por la excesiva acumulación de beta-amiloide, contenían más células inmunitarias activadas que las encontradas en las retinas de los controles sanos. Sin embargo, los científicos observaron que estas células eras un 80 por ciento menos eficaces al momento de eliminar las proteínas tóxicas.

Maya Koronyo-Hamaoui aseguró que, esto se convierte en un círculo vicioso. Y que todo el entorno se lesiona y enferma. Ya que las células inmunitarias también se vuelven defectuosas, aunque se desconoce si este hecho impulsa o es consecuencia de la patología.

Así mismo, los investigadores trazaron otros síntomas de la patología en la retina y su relación entre sí y también con los del cerebro. Como la disfunción de células de apoyo como los astrocitos, que mantienen la retina en buen estado, y el adelgazamiento del tejido retiniano, que refleja la cantidad de muerte celular.

Para el investigador de inteligencia artificial médica de la Universidad de Florida (EEUU), que usa el aprendizaje automático para detectar enfermedades neurodegenerativas, Ruogu Fang; este estudio confirma la importancia de la retina en la enfermedad de Alzheimer. Y dijo que, agrega otra capa de confianza, el demostrar que los cambios anatómicos, celulares, moleculares y hasta funcionales en la retina pueden reflejar cambios en el cerebro.

También se observaron los niveles de proteínas

En este estudio también fueron comparados los niveles de proteínas en las retinas y los cerebros de personas sanas frente a los de pacientes con Alzheimer. Entre sus descubrimientos se menciona que los niveles de proteínas importantes para el mantenimiento de las células de la retina encargadas de detectar la luz descienden en los enfermos de Alzheimer. Esto implica que los fotorreceptores son muy vulnerables a los estragos de esta patología y proporciona un mecanismo biológico detrás de los problemas oculares de algunos pacientes.

Integralmente se está perfilando un escenario que conecta la acumulación de amiloide con la inflamación y la degeneración neuronal y, posiblemente, con la disfunción y el deterioro cognitivo. Sin embargo, lo que más anima a estos científicos son las aplicaciones clínicas de los escáneres de retina para lograr un diagnóstico y hacerle seguimiento a la evolución de la enfermedad de Alzheimer, hasta como una herramienta para la evaluación eficaz de posibles intervenciones para tratarla.

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