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Cerca de un 80 % del territorio español está en peligro de convertirse en desierto este siglo

El territorio español corre el riesgo de convertirse en un desierto este mismo siglo

Se dificulta cumplir el objetivo sostenible de lograr neutralidad en la degradación del territorio español para 2030

En la última década el territorio español peninsular ha triplicado su degradación. La desaparición de la vegetación estaría impactando en mayor medida a la Comunidad Valenciana, Murcia y Castilla-La Mancha.

Se dificulta cumplir el objetivo sostenible de lograr neutralidad en la degradación del territorio español para 2030

El aumento de la degradación en el territorio español peninsular, dificulta lograr el objetivo sostenible de alcanzar su neutralidad para el 2030. Entre 75 y 80 % de la superficie de España se encuentra en peligro de convertirse en un desierto este mismo siglo.

De acuerdo con un estudio del Grupo de Desertificación y GeoEcología de la Estación Experimental de Zonas Áridas, EEZA, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC);  el territorio español peninsular viene triplicando su degradación activa durante la última década.

En el marco del Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, el Grupo ha explicado esta situación a través de una nota. Esta conmemoración se lleva a cabo todos los 17 de junio y la ONU, el organismo internacional que lo lidera; hace un llamado a toda la comunidad mundial para tratar la tierra como un “capital natural limitado y preciado que debemos restaurar”.

Se ha detectado un importante incremento en la degradación del territorio español, además de una disminución en la recuperación de la vegetación durante este periodo; así fue advertido por la EEZA-CSIS.

El territorio español corre el riesgo de convertirse en un desierto este mismo siglo

Por otro lado, los hallazgos también han revelado que los procesos activos de degradación, que son responsables de pérdidas de producción primaria neta y biomasa vegetal a largo plazo; impactaron a 28.123 kilómetros cuadrados del territorio español peninsular durante el periodo de tiempo entre 2011 a 2019.

Los representantes de EEZA-CSIS han dicho que, estimaciones conservadoras evidencian que la superficie ocupada por esta tendencia, por lo menos se ha triplicado con relación al periodo entre el 2000 y el 2010. En paralelo, se detectó un aumento de vegetación en 81.551 kilómetros cuadrados.

Esta extensión de superficie representa solo dos terceras partes de la extensión obtenida para el decenio pasado. Según los investigadores esto significa que, el territorio en degradación ha aumentado; al tiempo que el territorio donde se debería recuperar la vegetación ha disminuido notablemente, en los últimos 10 años.

Por su parte, la ONU advirtió que, este proceso de degradación de las tierras se ha venido detectando como una amenaza generalizada que avanza en todas partes del mundo. Cada año se están perdiendo más de doce millones de hectáreas de terreno debido a la desertificación, la sequía y la degradación de las tierras.

Una pérdida que perjudica gravemente a más de tres mil millones de personas, en especial a las comunidades más pobres y rurales del mundo en desarrollo.

Los incendios forestales en España y la acción humana detrás de la degradación del territorio

Estas tendencias son calculadas de manera independiente de las fluctuaciones del clima, por lo que deben ser interpretadas bajo un contexto de desertificación y gestión humana actual. La degradación de la vegetación es generada por la sobreexplotación constante de agroecosistemas, y también por catástrofes como los incendios forestales.

En la actualidad, más de un 75 % del territorio español se encuentra bajo el riesgo de desertificación. Mientras que el 70 % de las cuencas hidrográficas están presentando niveles de estrés hídrico severo o alto, de acuerdo con lo señalado por la organización internacional Greenpeace.

Al respecto, Gabriel del Barrio, investigador de la EEZA-CSIC; ha explicado que en esta investigación se ha observado más frecuentemente la desertificación en el centro y en el sur peninsular. Vinculada con cultivos permanente de frutas y viñas, áreas con vegetación dispersa, zonas quemadas y pastizales naturales. Murcia, la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha son las comunidades que han resultado más afectadas.

La acción humana detrás de la degradación del territorio español

Se evidencia un empeoramiento de las tendencias de condiciones de las tierras que dificulta lograr el Objetivo 15.3

Gabriel del Barrio también explicó que, el incremento de la vegetación se corresponde, en la mayoría de los casos, con una sucesión ecológica secundaria que se da en tierras marginales después de ser abandonadas; puede ser observada más raramente luego de la sustitución de vegetación natural por cultivo. Generalmente, esta tendencia que es asociada con zonas forestales, resultó de manera especial más frecuente en Galicia, Cataluña y Asturias.

El escenario hallado refleja un empeoramiento reciente de las tendencias de condiciones del terreno; además implica dificultades extras para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 15.3, que busca obtener la neutralidad en la degradación de tierras para el 2030.

Todos estos resultados están basados en el análisis de series temporales de imágenes de satélite correspondientes al programa europeo Copernicus Global Land Service; los cuales serán enviados a la brevedad posible, luego de una interpretación más completa, para que sean publicados en una revista científica después.

El proyecto LifeWatch ERIC-SUMHAL y el FEDER

Los resultados han sido obtenidos dentro del proyecto europeo LifeWatch ERIC-SUMHAL; el cual está enmarcado dentro del programa FEDER de actuaciones vinculadas con la infraestructura distribuida panaeuropea de e-Ciencia LifeWatch ERIC. Que se encuentra financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación español, por medio de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional, FEDER.

El objetivo fundamental del proyecto es ayudar a la conservación de la biodiversidad dentro de sistemas naturales o seminaturales localizados en el Mediterráneo occidental. Para lo cual debe emplearse una infraestructura de alta tecnología, entornos virtuales de investigación (VRE) y trabajo de campo. Además de la combinación de personal investigador que esté altamente especializado y la ciudadanía, por medio de acciones de ciencia ciudadana.

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