Eurovisión 2026: España anuncia su retirada si Israel participa. El Consejo de Administración de RTVE aprobó este martes que España no participará en Eurovisión 2026 si Israel se mantiene en la competición. La decisión se suma a la postura ya anunciada por Países Bajos, Irlanda, Eslovenia e Islandia, que en las últimas semanas confirmaron su negativa a compartir escenario con Israel tras la ofensiva militar en Gaza, que ha provocado más de 65.000 muertes.
El caso español marca un punto de inflexión en la historia del certamen. España se convierte en el primer miembro del llamado Big Five, los cinco países que más financian a la Unión Europea de Radiodifusión (UER), junto a Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, en condicionar su permanencia en Eurovisión por motivos políticos y humanitarios. Esta decisión podría tener un fuerte impacto económico y organizativo, dado que el Big Five garantiza gran parte de la estabilidad financiera del concurso.
Según fuentes del ente público, la medida responde a la necesidad de “no ser cómplices de un festival que ignora una masacre”. RTVE subrayó que Eurovisión siempre se presentó como un evento de unión cultural y que, ante la magnitud de la crisis humanitaria en Gaza, resulta incompatible mantener la normalidad del espectáculo.
Respuesta de la UER y consecuencias económicas de la retirada de España de Eurovisión
La Unión Europea de Radiodifusión, por su parte, reaccionó con un comunicado en el que lamentó la posición de los países que amenazan con retirarse y reiteró que el festival es “una plataforma cultural apolítica que no debe instrumentalizarse”. La UER insistió en que su misión es mantener la diversidad musical por encima de las tensiones internacionales, aunque reconoció que está evaluando el impacto de estas decisiones.
La posible salida de España de Eurovisión 2026 tendría un impacto económico considerable en el certamen, ya que el país forma parte del Big Five, el grupo de principales contribuyentes financieros de la UER junto a Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Estos países aportan las mayores cuotas de financiación al festival, garantizando no solo su organización, sino también la visibilidad mediática y la estabilidad de su modelo económico.
Si España concreta su retirada, el presupuesto global de Eurovisión sufriría una merma significativa. RTVE aporta cada año varios millones de euros a la UER para la celebración del concurso, inversión que no solo cubre costos de producción, sino que asegura el acceso directo a la final para los países del Big Five. Perder a uno de estos pilares implicaría redistribuir gastos entre los restantes miembros o buscar nuevas fuentes de ingresos, algo que no sería sencillo en medio de un clima de boicot.
España es uno de los mercados más grandes de Eurovisión
La ausencia española podría reducir notablemente la audiencia televisiva y digital del festival. España es uno de los mercados más grandes de Eurovisión, con millones de espectadores fieles y un importante impacto en redes sociales y medios de comunicación. La caída en audiencias se traduciría en menor atractivo para anunciantes y patrocinadores, debilitando la rentabilidad del evento.
Más allá de la tensión política y cultural, la salida de España amenaza con abrir una grieta económica sin precedentes en Eurovisión, cuestionando la viabilidad de un festival que durante décadas se ha presentado como una celebración unitaria de la música europea.
La crisis plantea un escenario inédito: si la postura española se mantiene, Eurovisión podría enfrentar no solo un boicot en aumento, sino también una fractura en la estructura financiera que lo sostiene. A falta de meses para que se defina la sede y el formato de la edición de 2026, el futuro del festival parece más incierto que nunca, atrapado entre la música, la política y la presión internacional.

