Puigdemont, tras la ruptura con el PSOE: “Un pacto que no se ejecuta es un acuerdo roto”

Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat, anunció este domingo la ruptura del acuerdo de investidura que Junts per Catalunya había sellado con el PSOE, asegurando que “un pacto que no se ejecuta es un acuerdo roto”. La decisión, que marca un punto de inflexión en la relación entre los independentistas catalanes y el Gobierno de Pedro Sánchez, llega tras meses de tensiones por el cumplimiento de los compromisos pactados en el marco de la negociación que permitió la reelección del líder socialista.

La dirección de Junts, reunida en Bruselas bajo la conducción de Puigdemont, decidió poner fin a las reuniones periódicas con representantes del PSOE en Suiza, un mecanismo que había sido diseñado para garantizar el seguimiento y cumplimiento de los acuerdos. Según el comunicado emitido por el partido, “el diálogo no puede sostenerse en la falta de avances ni en el incumplimiento sistemático de los compromisos adquiridos”.

Puigdemont, quien se mantiene en Bélgica desde 2017 tras el referéndum unilateral de independencia, sostuvo que “Sánchez ha demostrado que la palabra dada no tiene valor si no está acompañada de hechos”. En su discurso, cargó contra lo que definió como “una estrategia de dilación” por parte del Ejecutivo español, al que acusa de no haber avanzado en temas esenciales como el reconocimiento del conflicto político, la amnistía plena o el referéndum de autodeterminación.

El expresidente catalán también adelantó que la ruptura será sometida a votación de la militancia de Junts, en una consulta interna que se celebrará en los próximos días. “Serán nuestros afiliados quienes decidan si seguimos o no sosteniendo al Gobierno que no ha cumplido su palabra”, afirmó. La votación podría tener consecuencias directas en la estabilidad parlamentaria del Ejecutivo, que depende del apoyo de Junts y de otras fuerzas independentistas para mantener la mayoría en el Congreso.

Desde el PSOE, fuentes del Gobierno evitaron responder directamente a las declaraciones de Puigdemont, aunque subrayaron que “la vía del diálogo sigue abierta” y que el Ejecutivo “mantiene su compromiso con la agenda del reencuentro”. Sin embargo, en el entorno socialista preocupa que el movimiento de Junts derive en un bloqueo legislativo que paralice la acción del Gobierno en un momento delicado, marcado por la desaceleración económica y las negociaciones presupuestarias.

Analistas políticos advierten que esta ruptura podría reconfigurar el tablero político español. Si Junts retira su apoyo, el Gobierno de Sánchez quedaría en minoría y se abriría un nuevo ciclo de inestabilidad, con la posibilidad de adelanto electoral. A su vez, dentro del independentismo, la decisión refuerza el liderazgo de Puigdemont, que busca proyectarse nuevamente como referente del soberanismo ante la pérdida de impulso de ERC.

Lo cierto es que la frase de Puigdemont, “un pacto que no se ejecuta es un acuerdo roto”, resume una nueva etapa de confrontación entre el independentismo catalán y el Gobierno central, con consecuencias aún imprevisibles para la política española.

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