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Entre otras cosas, consumir menos de una lata pequeña de bebidas energéticas, puede causar insomnio en adolescentes de entre 11 y 17 años. Por otro lado, la combinación con alcohol aumenta la tendencia a conductas de riesgo por el alto consumo de bebidas energéticas.
Descontrol de consumo de bebidas energéticas en la población más joven de España
No creo que a nadie se le ocurra tomarse dos o tres cafés fuertes, agregar 16 cucharaditas de azúcar y beberlo. Pero muchos adolescentes usan este brebaje todos los días o incluso varias veces al día a través de las bebidas energéticas.
El instrumento gráfico ayudó al tecnólogo de alimentos y comunicador científico Miguel Angel Lurueña a llamar la atención sobre un problema generalizado, pero poco apreciado del consumo descontrolado de las llamadas bebidas energéticas entre la población más joven.
Lurueña advierte que las ventas de estos productos han seguido creciendo en los últimos años, pero no se ha prestado suficiente atención a los problemas que pueden derivarse de su abuso. Sin sentido del riesgo.
Riesgos asociados a el consumo de bebidas energéticas
Carmen Rubio, profesora del Grupo Interescolar de Toxicología Alimentaria y Ambiental de la Universidad de La Laguna y coordinadora del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), coincide con Lurueña, elaborando un informe sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas energéticas en 2021.
Según ellos, los posibles problemas de abuso de estas bebidas se deben a tres cosas: su alto contenido de cafeína, su alto contenido de azúcar y su frecuente mezcla con alcohol.
Las llamadas bebidas energéticas contienen una media de 32 mg de cafeína por cada 100 ml. Como resultado, una lata de 500 mililitros, que se vende comúnmente; contiene 160 mg de cafeína por porción/lata, que equivale a dos tazas de espresso.
“Sin embargo, es importante recordar que hay bastantes consumidores que beben algunas botellas de esta bebida cuando juegan un videojuego, una botella de alcohol o se preparan para un examen, por lo que pueden beber más de lo que es seguro recomendar“, dijo Rubio. Mientras que Lurueña señaló que, existen otros productos como, por ejemplo, el café, que contienen mucha cafeína; pero no se consumen de esta forma. Los jóvenes que se desarrollan con facilidad bebían seis o más tazas de café en poco tiempo.
Bebidas en exceso
Casi la mitad de los estudiantes de 14 a 18 años, el 39 por ciento de las chicas y el 50,7 por ciento de los chicos; afirmaron haberlo consumido en el último mes, según el último informe del Observatorio Español de Drogas y Adicciones.
Cuando se consumen más de 1,4 miligramos de cafeína por kilogramo de peso corporal al día, el primer efecto que se observa comúnmente es un aumento de la latencia del sueño, o dificultad para conciliar el sueño, explicó Rubio. Y que, si esta sobreestimulación del sistema nervioso de la persona es atendida de manera oportuna, no se tendrá consecuencias.
Sin embargo, si se abusa repetidamente, este insomnio y la dificultad para conciliar el sueño pueden cronificarse. Y, por lo tanto, afectar la calidad de vida, el rendimiento y el comportamiento de una persona. Para los adolescentes de 11 a 17 años, consumir más de 60 mg de cafeína al día puede causar trastornos del sueño, dijo la AESAN. Lo que equivale a 200 ml, que es menos que una lata pequeña de bebida energética.
Más cantidad para sentir el mismo efecto
La cafeína también puede ser adictiva y crear tolerancia. Lurueña explicó: “Cada vez tenemos que consumir más para sentir el mismo efecto, y si dejamos de tomarlo observamos el síndrome de abstinencia. Por eso algunos niños piensan que les relaja. Porque cuando dejan la cafeína, se ponen nerviosos, y cuando la recuperan, se calman”, explicó el experto.
Sin embargo, el insomnio y el nerviosismo no son los únicos problemas que puede causar la cafeína. Los cambios como palpitaciones, taquicardia y otros signos de irritación cardiovascular generalmente ocurren a partir de 3 mg/kg de peso corporal por día. Además, varios estudios han relacionado el alto consumo de bebidas energéticas con eventos cardiovasculares adversos de moderados a graves.
Se han descrito arritmias auriculares y ventriculares graves asociadas al consumo excesivo de alcohol, así como miocardiopatías, muchas veces asociadas al consumo de grandes cantidades de bebidas energéticas en un corto periodo de tiempo.
Son excepciones muy raras, pero hay evidencia en la literatura científica, dijo David González Cal, de España. Miembro de la Asociación de Rehabilitación Cardíaca y Riesgo Vascular de la Sociedad de Cardiología (SEC). Además de estas condiciones especiales, los cardiólogos están preocupados por los efectos del alto contenido de azúcar en estas bebidas. “Son bombas de azúcar”, agregó el experto.