Bristlecone: el árbol con mayor antigüedad en el mundo capaz de resistir el calentamiento global

El árbol más antiguo, localizado al oeste de EEUU, los pinos de bristlecone cuentan con alrededor de cinco mil años vivos, aunque un ciprés patagónico advenedizo al parecer les impone récord.

Un pino bristlecone que lleva 1400 años de vida

En el monte de la capital de Estado Unidos, el pino bristlecone lleva mil cuatrocientos años, situado en el Parque Nacional de la Gran Cuenca de Nevada; de hecho, el pino es tan reconocido que lo podemos encontrar en la parte trasera de varias monedas de 25 dólares.

Por munchas décadas, se llegó a pensar que los pinos bristlecone inclusive podrían sobrevivir más de cinco mil años, se creía que eran los seres vivos más aptos en longevidad. Actualmente, un árbol chileno se convirtió en un desafío.

En una zona del Parque Nacional estadounidense de la Gran Cuenca, a cientos de metros del desierto de Nevada, un lugar poco concurrido por turistas; Gretchen Baker, la ecologista del parque, curiosamente se acercó hacia la cima del monte de Washington y alzó los prismáticos. Precisamente ahí abajo, brotaban por la piedra caliza  y a la vez crecían varios seres vivos con mayor antigüedad en todo el mundo. 

En inglés los pinos bristlecone o pinos de cono erizados y los pinos longevos o Pinus longaeva de la Gran Cuenca; con troncos retorcidos, pálidos y densos, similar a una cuerda gruesa que han llevado décadas de fuertes lluvias y vientos. Tienen el beneficio de prosperar allí principalmente porque existen muy pocas especies que lo hagan.

Los pinos bristlecone se mantienen solitarios y a salvo en la cordillera de la Serpiente

En alturas aproximadas a tres mil trescientos metros en la cordillera rocosa de la Serpiente de Nevada; debido a sus suelos y condiciones, no existen matorrales, hierbas, plagas ni competencia. Tampoco hay gente que propicie incendios forestales. Por lo que no hay árbol alguno y mucho menos cercano que propague patógenos.

Sin nada que los amenace o los ponga en riesgo, estos árboles antiguos se mantienen solitarios todos los años de manera continua para sencillamente ejercer su trabajo natural: depositar agua en agujas capaces de vivir por miles de décadas y al mismo tiempo almacenar un mínimo de peso. Su madera se desarrolla con mucha lentitud, lo que la convierte en demasiado densa para que las enfermedades y escarabajos tengan si quiera la oportunidad de penetrar. 

Dichos árboles britlecones se desarrollan lentamente, lo que obstaculiza la penetración de insectos y patógenos en su madera firme, lo que les permite vivir por mucho más tiempo. Además, cuentan con unos anillos de crecimiento cada doce meses que almacenan información ante la variación climática que se remonta a muchísimos años atrás, lo que representa un recurso importante para los expertos.

El joven pino de bristlecone tuvo la suerte de salvarse durante el incendio del Rancho Phillips en el año 2000, donde miles de árboles lamentablemente no corrieron con la misma suerte. Uno de los motivos por los que el bristlecone puede vivir durante tanto tiempo es porque se desarrolla en un aislamiento relativo, puesto que los incendios suceden pocas veces en esas arboledas. Sin embargo, mientras que los incendios se ven con mayor intensidad y cada vez más grandes debido al cambio climático, las llamaradas representan una amenaza más fuerte en estos árboles longevos.

Incendios forestales por el calentamiento global

El árbol Matusalén tiene más de 4.853 pero no es el más viejo

Ciertos pinos antiguos han sobrevivido de esta manera mucho antes de que erigieran las pirámides de Guiza. Entre estos se halla Matusalén, en las altas Montañas Blancas californianas, el pino vivo más antiguo y longevo datado que, conforme a la información de los anillos de los árboles, consta de 4.853 años. Los expertos estiman desde hace mucho tiempo que dicho árbol es el ser vivo mayor antigüedad en todo el mundo.

Aunque esa determinación se vio complicada hace un mes, luego de que un experto chileno empleara técnicas poco utilizadas para hallar la información de un árbol con diferente especie, un ciprés de la Patagonia. Si ese trabajo es correcto, se convertiría en el árbol sudamericano con mayor antigüedad del planeta.

La confirmación del árbol tiene a los investigadores emocionados y un tanto escépticos, por lo menos en cierta parte; ya que el ciprés que se desarrolla en un bosque templado y lluvioso, aparenta llevar una vida muy distinta a la del pino cono erizado. Pese a que su longevidad, así como el bristlecone y el ciprés se ven en la duda de poder sobrevivir en las futuras décadas.

Cipreses de la Patagonia, nativos de la región argentina y chilena

Bristlecone y su antiguo contrincante

Los lenes o cipreses de la Patagonia son nativos de la región argentina y chilena y desde hace mucho tiempo atrás fue reconocida como una de las especies con mayor longevidad del planeta obteniendo el segundo lugar. El len anterior que rompió récord fue determinado durante la década de 1990, enumerando los anillos del árbol a través de un tocón cortado. Éste contaba con más de 3.600 años.  

No obstante, un artículo con autoría de Gabriel Popkin en la revista “Science”, dio a conocer que el experto medioambiental Jonathan Barichivich identificó por primera vez ese antiguo len lo habían estado investigando a otro árbol en un parque nacional de Chile. Los expertos encargados emplearon un taladro de aumento con forma de T para poder perforar y recoger una muestra de núcleo del ciprés cubierto por musgo.

Con dicha herramienta de perforación no era posible alcanzar el centro del árbol, que cuenta con más de treinta metros de diámetro. Ahora bien, mezclando la información de los anillos de diferentes alerces con la muestra y utilizando un modelo informático, estimaron que el árbol tenía una antigüedad de 5.400 mil años, con un 80 % de probabilidad de tener más de 5 mil años vivo.

Con una muestra del núcleo con un modelo informático, los investigadores chilenos piensan poder demostrar que dicho ciprés de la Patagonia, también reconocido como alerce, elevado en un barranco chileno; al menos tiene 5 mil años, lo que significaría ocupar el puesto del árbol más antiguo. Aunque varios científicos parecen escépticos.

Patagonia

Resultados muy interesantes

Barichivich ha brindado sus diferentes hallazgos en conferencias. El emérito científico del Servicio Geológico de Estados Unidos, Nate Stephenson; ha investigado durante cuarenta años las secuoyas gigantes, y considera que los resultados arrojados son interesantes.

Sin embargo, otros científicos se muestran escépticos. El fundador de Rocky Mountain Tree Ring Research, Peter Brown; data infromación de los árboles más viejos del planeta. Brown comenta que el centro de Barichivich es muy nuevo para realizar una afirmación antes de su publicación.

Solamente el núcleo parcial del árbol aparenta mostrar que tenía por la medida pequeña 2.400 años, lo que lo remontaria entre los diez árboles más antiguos de la enumeración de Brown. Auqnue él tiene diversos motivos para sospechar.

Además, observa diferencias significativas entre las clases de ambientes en los que usualmente sustentan los árboles más viejos y el alrededor del ciprés de la Patagonia. En un paisaje austero y aislado, así como los hogares nevados y rocosos donde los pinos longevos tienen un lento desarrollo, los árboles pueden continuar. A diferencia de los bosques pluviales, donde los musgos están almacenando vida constantemente y sobre todo amenazas.

Los expertos continúan debatiendo, ya que varios árboles  tienen la capacidad de vivir por mucho tiempo. Barichivich comprende el escepticismo. Su colega ha hallado un tocón de ciprés andino, con anillos contables de 4.100 años. Además, mantiene que la datación de los anillos de los árboles indica que los cipreses se desarrollan lentamente, incluso más que los pinos longevos, lo que quiere decir que su madera es demasiado densa.

Otro árbol solitario

Como parte de un grupo reciente de estudios que examinó la relación entre los árboles más longevos del planeta y el clima; Barichivich estima que los entornos de las dos especies son muy parecidos en los aspectos principales. 

El viejo ciprés se desarrolla en una ladera parcialmente nublada y al sur, la temperatura anual media oscila entre 7 grados Celsius. Está hallado en un barranco, lo que le proporciona protección ante el fuego y recientemente de los seres humanos. Barichivich comentó que, en una oportunidad, su abuelo que desempeñaba su rol de guardabosques en el parque; encontró el árbol alrededor de los años 1970 y quizá haya sido la primera persona en hacer contacto con el árbol.

Una de las técnicas que sostiene a estos pinos cartilaginosos es principalmente el descortezamiento. Inclusive, cuando ciertas partes del árbol fallecen, el resto puede continuar viviendo debido a las estrechas bandas de la corteza y el tejido que intervienen y se conectan con las raíces con las ramas altas. En varios casos, el 95 % del árbol completo puede estar muerto, pero esa pequeña parte continúa viva.

Calentamiento global: amenaza común para los árboles

Sin importar la especie que tome el primer lugar en la longevidad, los científicos que investigan y estudian a los árboles con gran antigüedad los une una preocupación en cuanto a la sobrevivencia de sus especies preferidas en los próximos tiempos que parecen ser dificultosos para dichas especies.

Comenzando por los incendios forestales, expandidos por nuestras propias emisiones propiciadas por la quema de combustibles fósiles, que debido a ello en la actualidad han eliminado el 19% de las secuoyas gigantes californianas en Estados Unidos en los últimos diez años. 

Los pinos bristlecones crecen en un ambiente difícil, casi siempre brotando de suelos muy rocosos y secos, por arriba de 3.352 metros, donde alguno que otro ser vivo tiene la oportunidad de sobrevivir y rara vez. Abatidos por vientos muy fuertes, se doblan y enroscan y gracias a ello no llegan a grandes alturas, aunque su propio diámetro puede continuar ampliándose durante décadas y siglos.

La ubicación exacta de los pinos más antiguos está bajo secreto, el árbol chileno que investiga Barichivich atrae la atención de múltiples turistas, que a su vez pisotean su base, dañando en gran escala sus longevas raíces. El calentamiento global además está dejando en sequía la región, lo que significaría una amenaza para la captación de agua para el árbol.  

Además, los pinos bristlecones están observando un mundo alterado. Debido a las altas temperaturas, las carreteras de gravas de desprenden hasta en un día despejado. Aun sí, estos pinos resisten y sobreviven. Las secuoyas más longevas eran plántulas, con más de 3.200 años, aproximadamente en la época de la Guerra de Troya.

Resistente al estrés

Uno de los motivos por el que el pino de gran longevidad sobrevive, es su capacidad de soportar el estrés. Al momento de la erosión del suelo o el deterioro de las raíces con la edad vuelven débiles al tronco y las ramas de un pino. No termina la vida de todo el árbol, sino que solamente se ve perjudicada a tal magnitud esa zona que está sometida al estrés directo.

Estos seres vivos entrenan el ladrido en tira, lo que permite que delgadas bandas del tejido vivo debajo de la corteza se enrosque en el árbol para suministrar agua a través de las raíces sanas.  En pocos bristlecones, quizá el 5 % del árbol observado se encuentre vivo.

Generalmente no se ve un árbol tan antiguo que tenga toda su corteza completa, de hecho, solamente una parte mínima está viva. Grandes partes visiblemente enteras del árbol solamente representan madera muerta.

Estos pinos viven en altitudes impresionantes, de 2 mil a 3 mil metros. Sobreviviendo a toda clase de condiciones. Inclusive, los árboles se mantienen en una separación prudente en caso de un incendio provocado por un rayo, para que este se extienda en pocas hectáreas. Puesto que cerca existen hectáreas de carcasas calcinadas. Provocadas por llamaradas amplias y potentes que, en parte son nutridas por el calentamiento global; sin embargo, esto arrasó con muchísimos pinos.

Los incendios, el calentamiento grave de las temperaturas y las sequías suponen una gran amenaza para los árboles.

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