El ajedrecista más longevo del mundo que sigue dando jaque mate a los 104 años

El ajedrecista más longevo del mundo vive en Madrid, su nombre es Manuel Álvarez Escudero y es una leyenda silenciosa del tablero. A sus 104 años ostenta el reconocimiento de ser el ajedrecista federado y activo más longevo del mundo. Lejos de abandonar la pasión que lo acompañó desde niño, aún dedica varias horas al día a analizar aperturas, jugar partidas amistosas y sorprender a sus rivales con un jaque mate inesperado.

Manolín, el ajedrecista más longevo del mundo

Nacido en 1921, Álvarez Escudero creció en una España convulsa donde el ajedrez se convirtió en su refugio y en una escuela de vida. Aprendió a mover las piezas en su adolescencia y pronto encontró en el tablero un mundo de estrategia, paciencia y concentración que lo acompañaría durante más de nueve décadas. Aunque nunca persiguió títulos internacionales, participó en torneos locales y regionales en Madrid, forjando un estilo propio caracterizado por la calma y la precisión.

El secreto de la longevidad

Cuando le preguntan cuál es la fórmula para alcanzar más de un siglo con la lucidez intacta, Manuel responde con humor: “Jugar al ajedrez es el mejor ejercicio para la cabeza, y una copa de vino de vez en cuando ayuda también”. Su rutina incluye lecturas sobre partidas clásicas, resolver problemas de ajedrez y enfrentarse a jóvenes jugadores que buscan aprender de su experiencia. Para él, no se trata solo de ganar, sino de enseñar y transmitir el valor del pensamiento estratégico.

El ajedrecista más longevo del mundo, Manuel Álvarez Escudero
El ajedrecista más longevo del mundo

El polideportivo de Moratalaz, su lugar de encuentro

Hoy, con más de un siglo de vida, sigue asistiendo al polideportivo de Moratalaz, adonde llega con su andador a reunirse con amigos y adversarios para disputar partidas. Allí ha encontrado un espacio donde la comunidad lo arropa y celebra cada una de sus jugadas maestras. Y ya se prepara para una fecha muy especial: el próximo 12 de octubre, cuando cumplirá oficialmente 104 años, rodeado de tableros, piezas y afecto.

Un maestro para las nuevas generaciones

En el club de ajedrez donde todavía acude, muchos lo consideran una figura inspiradora. Los más jóvenes se sorprenden al ver cómo un hombre de 104 años puede anticipar jugadas con la misma rapidez que ellos. Manuel insiste en que el ajedrez es mucho más que un juego: es una herramienta para cultivar la memoria, la concentración y la capacidad de anticipación.

Jaque mate a la edad

Más allá de los años y de los achaques propios de la edad, Manuel Álvarez Escudero continúa moviendo las piezas con la misma pasión de siempre. Su historia demuestra que la longevidad no está reñida con la vitalidad y que el ajedrez puede ser un puente entre generaciones, un ejercicio de mente y espíritu que mantiene viva la curiosidad.

En un mundo acelerado, su figura es un recordatorio de que la paciencia, la disciplina y la pasión son virtudes capaces de trascender al tiempo. Y mientras coloca un jaque mate en el tablero, demuestra que la vida también se gana jugada a jugada.

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