Desde cuándo los humanos se besan en la boca, descubren el beso más antiguo

En el cuento de 1882, del escritor francés del siglo XIX Guy de Maupassant, “El beso”, está plasmada una de las más bellas representaciones del acto de besar: “El encuentro de los labios es la sensación más perfecta, la más divina que se ha dado a los seres humanos, el límite supremo de la felicidad”.

El beso romántico ha sido celebrado en todas las artes a lo largo de la historia

De Maupassant no fue el único con pensamientos floridos sobre el beso romántico. Los besos entre amantes se han celebrado durante mucho tiempo en poemas, canciones e historias, en todas las artes, sobre todo en el cine.

Sin embargo, ninguna persona conoce con certeza cuándo fue que los humanos descubrimos que el contacto boca a boca podía usarse para el amor, el romance y el placer erótico. Pero en mayo del año pasado un grupo de científicos informó que la gente besa desde hace al menos 4.500 años. El descubrimiento, que fue publicado en la revista “Science”, retrasa la historia de los besos de amor unos mil años.

El doctor Troels Pank Arbøll, catedrático asistente de Asiriología (el estudio sobre Asiria y el resto de Mesopotamia) en la Universidad de Copenhague (Dinamarca), señaló que los besos se han practicado durante mucho más tiempo de lo que mucha gente creía, o al menos de lo que se había pensado.

De acuerdo con los investigadores, miles de tablillas de arcillas encontradas en Mesopotamia que han logrado llegar hasta nuestros días, y sus referencias a los besos, nos proporcionan valiosa información sobre la intimidad romántica en el mundo antiguo.

¿Qué dice la ciencia sobre el beso romántico/sexual?

El biólogo evolutivo, doctor Justin R. García, catedrático de Estudios de Género en la Universidad de Indiana en Bloomington (EEUU), que se dedica al estudio de la cultura y la evolución de la intimidad de las personas en el Instituto Kinsey y que no participó en la investigación; dijo que este fascinante estudio de casos se suma a un creciente conjunto de estudios científicos sobre el beso romántico/sexual, que permiten comprender mejor los orígenes del beso en el comportamiento social del ser humano y, en concreto, en la vida íntima.

García también señaló que las experiencias de comportamiento romántico y sexual forman parte de patrones más amplios de comportamiento social humano. Y que comprender cómo se expresan, cambian y evolucionan este tipo de comportamientos puede servir para entender mejor quiénes somos hoy día.

En aquel entonce, cuando Guy de Maupassant escribió sus delicadas descripciones del beso de amor, seguramente no estaba pensando mucho en cómo surgió el beso en las civilizaciones del pasado. No obstante, los orígenes de esta “sensación divina” están profundamente arraigados en la historia evolutiva de la humanidad, y es posible que todavía queden muchas cosas por desvelar sobre el rol y significado del beso en las culturas antiguas, de acuerdo con los investigadores.

El beso lleno de pasión y erotismo

Hasta los momentos, los testimonios más antiguos sobre el beso de amor se atribuían a los Vedas, un grupo de textos de las escrituras indias que datan del año 1500 a.C. aproximadamente, y son clave para la religión hindú.

El Rig Veda, uno de los volúmenes, describe a gente tocándose los labios. El beso erótico también aparece con gran detalle en otro antiguo texto de la India, nos referimos al Kama Sutra, considerada una guía del placer sexual que data del siglo III d.C. Por todo lo anterior, los eruditos modernos llegaron a concluir que los besos románticos posiblemente tienen su origen en la India.

Sin embargo, entre los asiriólogos era bien conocido que las tablillas de arcilla de la región describían los besos hasta antes de que se mencionaran en la India, así lo explicó Arbøll. No obstante, fuera de los círculos académicos más especializados, pocos conocían que existían tales evidencias, agregó el experto.

En la investigación, Arbøll y la coautora del estudio, la doctora Sophie Lund Rasmussen, investigadora del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford (Reino Unido), se refieren a unos besos inscritos en tablillas de arcilla mesopotámicas que datan del año 2500 a.C.

La relación con la escritura cuneiforme de Mesopotamia

Arbøll explicó que como asiriólogo, estudia la escritura cuneiforme. Esta clase de escritura, en la que los caracteres se graban a presión en tablillas de arcilla usando cuñas triangulares cortadas, fue inventada hacia el 3200 a.C. Los primeros escribas usaban esta escritura para llevar la contabilidad, agregó. Aunque hacia el 2600 a.C., o quizá mucho antes, la gente comenzó a registrar historias sobre sus dioses.

Además dijo que, en una de estas historias, se describe que las deidades tuvieron relaciones sexuales y después se besaron. Y que es una clara prueba de besos románticos, agregó Arbøll.

Con el transcurrir de los siglos, la escritura se había extendido por toda la región. Con ella llegaron más registros del que hacer cotidiano de la gente, con descripciones de besos intercambiados por parejas casadas y por solteros como expresión de deseo.

De acuerdo con la investigación, besar a una sacerdotisa que había hecho el juramento de celibato “privaba al besador de la capacidad de hablar”. Otra de las prohibiciones mencionadas hacía referencia a los inconvenientes de besarse en la calle; el hecho de que esta advertencia tuviera que hacerse significaba que besarse era un acto muy cotidiano entre las personas de Mesopotamia, aunque se practicara por preferencia en privado, explicó Arbøll.

Y agregó que en las miles de tablillas cuneiformes, el beso no es el asunto más nombrado, pero se encuentra atestiguado con bastante frecuencia.

Los primates también se besan

Las personas no son los únicos animales que se dan besos, también se besan nuestros parientes primates más cercanos. Por ejemplo, los chimpancés o Pan troglodytes, intercambian besos como una forma de saludarse. En el caso de los bonobos (Pan paniscus), en sus juegos sexuales los besos siempre están presentes. El primatólogo Frans B.M, De Waal, biólogo del comportamiento de la Universidad Emory de Atlanta (EEUU), explicó que los bonobos copulan cara a cara y  a menudo se dan intensos besos con lengua.

Al respecto, Arbøll y Rasmussen escribieron que es posible que los besos románticos evolucionaran en los primates como una manera de evaluar la aptitud de una potencial pareja, por medio de señales químicas comunicadas en el aliento y en la saliva.

Aunque en los besos no todo tiene que ver con la sociabilidad, el placer y la diversión. Un efecto secundario menos agradable del beso en las personas es la propagación de enfermedades infecciosas.

Virus que se fortalecen con los besos

Otra investigación, llevada a cabo en julio de 2022 por más de 2 docenas de científicos pertenecientes a instituciones europeas y rusas, aseguraba que el rápido aumento de un linaje del virus del herpes simple VHS-1 en Europa hace aproximadamente 5.000 años se encontraba potencialmente vinculado a la introducción de nuevas prácticas culturales, como la llegada del beso romántico-sexual, luego de las oleadas migratorias que llegaron al continente desde las praderas euroasiáticas.

Aunque Arbøll y Rasmussen creen que el beso romántico llegó a ser aceptado en la Europa de la Edad de Bronce, y no únicamente debido a la migración. Es más probable, aseguran, que la práctica de los besos ya fuera, aunque fuese de manera parcial, familiar para las personas en Europa, ya que era bastante común en Mesopotamia (y posiblemente en otras zonas del mundo antiguo) y no únicamente estaba restringida a la India.

Arbøll asegura que el hábito debía de conocerse en varias culturas antiguas. Y que no necesariamente practicado, pero por lo menos sí conocido.

Los besos de siempre

Los investigadores también explicaron que a diferencia de los besos compartidos entre padres e hijos, que son considerados omnipresentes entre los seres humanos a través del tiempo y en todas partes del planeta, los besos románticos no son comunes en toda la geografía. Hasta en nuestros días, muchas culturas evitan la práctica del beso romántico.

En un trabajo de septiembre del año 2015 del que García es coautor, donde fueron analizadas 168 culturas modernas de todo el mundo, se halló que solamente el 46 por ciento de esas sociedades practicaban besos románticos o sexuales. Esta clase de besos, según los autores, era mucho menos común en las comunidades de búsqueda de alimento, y estaban más presentes en sociedades que tenían clases sociales diferenciadas, siendo más común el beso romántico-sexual en las sociedades más complejas.

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