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La mujer mexicana y su lucha contra el VIH

La población femenina no es un sector clave para las campañas de prevención y tratamiento del VIH

México tiene problemas con el diagnóstico tardío del VIH en mujeres

Las mujeres en México no están incluidas dentro de los sectores que se consideran claves en la prevención y tratamiento de VIH; sin embargo, la violencia y la discriminación en materia de género las convierte en una población vulnerable a contraer la infección. Y la mayoría de las mujeres que tienen el virus son diagnosticadas y tratadas cuando quedan embarazadas.

México tiene problemas con el diagnóstico tardío del VIH en mujeres

La coordinadora de género en Inspira, una organización civil que se dedica a la promoción de la salud sexual y reproductiva en México, Alitzel Hernández Leyva; explicó que en su país han avanzado bastante en el acceso a tratamiento de VIH. En el 2019 llegaron a la nación los nuevos antirretrovirales, los inhibidores de la integrada que hicieron cambiar por completo el panorama.

Aunque aún van rezagados en cuanto a la prevención y detección. El país tiene un problema con el diagnóstico tardía, sobre todo en las mujeres, agregó Hernández Leyva.

Además, de los 340 mil individuos que se considera vivían con este virus en el país en el año 2019, un 18,6 % de total de los casos registrados correspondían a niñas y mujeres; según las estimaciones del CENSIDA (Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA).

Aunque la cantidad de mujeres con VIH es mayor, debido a que existe un infradiagnóstico; el número verdadero no se está reflejado en las estadísticas oficiales, aseguró Hernández Leyva.

La población femenina no es un sector clave para las campañas de prevención y tratamiento del VIH

Parte de la población de mujeres en México contrajo el VIH y vive con él sin estar consciente de ello.  La psicóloga especialista en Género, Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, Ana Amuchastegui; en su obra “Mujeres y VIH en México”, asegura que las mujeres no son parte de los sectores determinantes en las campañas de prevención y tratamiento.

Sin embargo, en el momento de analizar a las que tienen VIH se resaltan elementos como la violencia de género y la poca información acerca de la salud sexual y reproductiva que está disponible.

Hernández Leyva explicó que, las autoridades mejicanas se han centrado más en ciertos colectivos, población trans, hombres gais, usuarias de drogas o trabajadoras sexuales; que el resto de las mujeres han quedado fuera de las políticas públicas. Además, una gran mayoría desconoce el riesgo de infección al que se están enfrentando constantemente.

La población femenina no es un sector clave para las campañas de prevención y tratamiento del VIH

En la mayoría de los casos la mujer obtiene el virus a través de una pareja estable

La joven Carmen Durán contó que, en el 2020 nunca podía haberse imaginado que ella tenía el virus. Un día comenzó con síntomas de gripe muy fuertes y pensó que podía tratarse del coronavirus. Acudió con su pareja al médico, su pareja se encontraba aún peor que ella. Fue cuando se enteraron que tenían VIH, su pareja se lo había transmitido y ambos estaban ya en fase sida.

Luego les pusieron tratamiento a ambos y lograron mejorar. Afortunadamente, cuando le hicieron la prueba a sus pequeñas hijas, de 7 y 9 años, las dos salieron negativas, dijo Durán.

Amuchastegui señaló que, a pesar de que las mujeres en México que tienen un diagnóstico positivo de este virus no son un punto clave en las estadísticas del país; las condiciones culturales y sociales del entorno las hacen más vulnerables a contagiarse.

Algo que se nota en el alto número de mujeres que adquieren el virus por medio de sus parejas. Como lo aseguran organizaciones como CENSIDA, la AIDS Healthcare Foundation y la Universidad Nacional Autónoma de México; que señalan que el 90 % de las mujeres reciben la infección a través de una pareja estable.

Las mujeres con el virus también tienen derecho a un parto vaginal

La pediatra e infectóloga en el Instituto Nacional Perinatología, Angélica Pedraza; explicó que las probabilidades de que el niño adquiera la infección de VIH por medio de una madre con este virus se dan, sobre todo, durante el intercambio sanguíneo del parto. Cuando la carga viral de la madre sea menor a 400 copias por mL, la mujer puede optar por el parto vaginal de manera segura; si no existen factores de riesgo obstétrico.

El parto vaginal siempre es la mejor opción para la madre y el bebé. Solo se recomienda la práctica de una cesárea si, al término del parto la carga viral no se encuentra bajo control con los antirretrovirales, por ejemplo; o bien por otros motivos no relacionados con la infección, afirmó Pedraza.

Mariana Iacono, miembro de la ICW y fundadora de la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos; aseguró que, en países como República Dominicana y Ecuador, la ley obliga a que la mujer que vive con VIH no pueda tener parto vaginal o parto normal. Pero, en México y en el resto de Latinoamérica, incluso en los casos en que la madre es indetectable, muchos médicos continúan recomendando que el parto sea por medio de cesárea. Los doctores siempre buscan excusas para hacer la cesárea.

En una mujer es mayor el estigma de vivir con VIH

La también psicóloga y sexóloga Hernández Leyva, explicó que luego de observar cómo los esfuerzos de prevención, detección y tratamiento han dejado fuera a la población femenina. Y después de observar el incremento de casos, actualmente su organización está llevando a cabo campañas específicas para las mujeres.

A través de más información que pueden compartir con sus familiares, vecinas y amigas, teniendo en consideración las realidades que las atraviesan como mujeres. Cuando se trata de mujeres, las cargas y los prejuicios se disparan, reflexionó la psicóloga.

Mientras que Carmen Durán recordó que, al enterarse de que ella tenía el virus, solo era capaz de pensar en aquella prima lejana que se llamaba Guadalupe; la cual había muerto de sida y de la que hablaba tanto su familia. Cuando le contó de su enfermedad a su madre, ella se distanció. Al principio, a Carmen le daba miedo visitar a su hermana y tocarle la ropa, porque pensaba que le podía dar asco y sentir rechazo hacia ella.

Sin embargo, luego de dos años de haber sido diagnosticada, Carmen ha encontrado un gran apoyo en diferentes redes comunitarias; en las que habla a diario con mujeres, además es asesorada por profesionales calificados. Tanto su pareja como ella ya son indetectables, aseguró la joven.

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