La cura para ciertas enfermedades graves pudiera estar en las alcantarillas, en los “fagos

Los científicos están recurriendo a un increíble aliado en la lucha contra las bacterias resistentes a los medicamentos: los “fagos”. Se trata de una clase especial de virus que vive en las alcantarillas y en otros lugares más contaminados.

Los fagos, un arma contra las superbacterias

Bien temprano en una mañana de octubre, Lilian Musila, Moses Gachoya y Martin Georges metieron sus batas de laboratorio, con guantes quirúrgicos y neveras de plástico en un Toyota 4×4 blanco, se dirigieron lejos de los cuidados terrenos del campus del Instituto de Investigación Médica de Kenia; salieron fuera de la ciudad.

Sus destinos eran los sitios más insalubres, llenos de gérmenes que alguien se pueda imaginar: ríos contaminados, plantas de tratamiento de aguas residuales, las aguas servidas que corren entre las tiendas y viviendas de Kibera, uno de los barrios pobres más grandes de África.

Para la mayoría de las personas, el solo pensar en los virus y las bacterias que provocan enfermedades en estos sitios les provocaría un escalofrío. Sin embargo, para la investigadora de enfermedades infecciosas Lilian Musila, estos sitios rebosan, paradójicamente, de recursos que se necesitan urgentemente para combatir varias de las superbacterias más letales del mundo.

La científica keniana y su equipo van en busqueda de bacteriófagos (fagos), un tipo de virus que infecta y mata bacterias, por lo general sin hacerle daño al huésped humano.

Musila explicó que, el concepto que manejan es, que el enemigo de mi enemigo en mi amigo. La científica también es investigadora principal en el Departamento de Enfermedades Infecciosas Emergentes.

El peligroso fenómeno RAM

Los antibióticos son una piedra angular en la medicina moderna desde 1940, han contribuido a elevar la esperanza de vida de las personas en 23 años. Sin embargo, en la actualidad muchas clases de bacterias responsables de enfermedades han desarrollado formas de eludir los antibióticos. Un fenómeno al que los expertos han llamado “RAMo resistencia a los antibióticos. La OMS señala a la RAM como una de las amenazas más urgentes para la salud de la humanidad.

Los científicos han estimado que las bacterias resistentes a los fármacos provocaron más de un millón de muertes en el año 2019. Lo que convierte a la RAM en una de las primeras causas de muerte en todo el mundo.

Se requiere con urgencia de nuevos antibióticos, aunque no se ha hallado una nueva clase de antibiótico desde los años 1980. En la actualidad, con pocas empresas farmacéuticas desarrollando antibióticos de manera activa, la terapia de fagos representa una de las pocas soluciones posibles ante la RAM.

A pesar de que la terapia de fagos continúa siendo un área de investigación emergente, se ha empleado de manera segura y eficaz en la vieja Unión Soviética y en los países postsoviéticos desde que fue descubierta, en el año 1917.

La nueva información proveniente de ensayos clínicos y casos de empleo en emergencias en Europa y los Estados Unidos, señalan que los fagos son eficaces y seguros para tratar hasta las infecciones que todos los antibióticos normalmente usados no pueden curar.

Ocho años de investigación sobre la RAM

Musila se enteró hace 8 años que la RAM era ya un verdadero reto en Kenia. Y comenzó a trabajar en un proyecto de vigilancia nacional encargado de examinar la RAM en bacterias de pacientes hospitalizados a lo largo y ancho de su país. A pesar de que la recopilación imparcial de datos conlleva dificultades, la científica y sus colegas hallaron que cerca del 60 por ciento de las infecciones documentadas eran resistentes a varias clases de antibióticos.

El equipo de Musila comenzó a dar la voz de alarma. Aunque la experta, cuya formación se  enfoca en el desarrollo de nuevos diagnósticos y terapias clínicas, deseaba hacer más que solo describir el  problema.

La investigadora explicó que, tenía la sensación de que iban por allí declarando la fatalidad y el inevitable fin del mundo. Y pensó que no podían quedarse ahí sentados y documentar que las cosas iban mal. Deseaban buscar soluciones. Entonces, participó en una conferencia en la que escuchó hablar de las investigaciones adelantadas sobre fagos y, cuando volvió a su laboratorio, elaboró el protocolo y, en 2016 llevó a cabo su primera caza de fagos.

En búsqueda de fagos con virus aliados

Georges, un técnico del laboratorio de Musila, y Gachoya, un estudiante becario, se acomodaron sus batas azules, se pusieron guantes de látex y se acercaron con mucho cuidado al borde de un enorme estanque de cemento que contenía aguas residuales burbujeantes y marrones, perteneciente a la Compañía de Aguas y Alcantarillado de la ciudad de Nairobi.

Dentro del agua servida, las bacterias trabajan muy duro para lograr descomponer los residuos sólidos, y los fagos aliados, que están de forma natural en el medio ambiente, se encuentran ocupados infectando bacterias, replicándose y saliendo de ellas para hallar su próximo huésped.

Mientras tanto, Musila observaba, el técnico de laboratorio sumergió un contenedor de plástico amarillo en el fango y lo recuperó con una cuerda delgada. Con mucho cuidado, Georges vertió el espécimen en un recipiente de plástico. Luego Gachoya lo etiquetó como “aguas residuales” y lo introdujo en una nevera vacía.

En la parte delantera de la planta, por donde entran las aguas residuales, el equipo recolectó más muestras. Después se sumergieron en Kibera. Georges vadeó un pequeño arroyo donde las aguas servidas se precipitaban encima de capas de basura y llevó a cabo el mismo proceso de recogida.

La reproducción de fagos asesinos de bacterias

Una vez ya en el laboratorio, Gachoya y Georges combinaron todas las muestras y filtraron las aguas residuales, tamizando todo exepto los fagos microscópicos, estos son de menor tamaño que las bacterias y los virus más diminutos.

Después cultivaron y multiplicaron los fagos con bacterias como “Klebsiella pneumonia y Pseudomonas aeruginosas” resistentes a los medicamentos, como alimento. Luego apartaron la mezcla.

Al siguiente día, pusieron pequeñas gotas de líquido con los fagos encima de bacterias que crecían en placas de Petri. Los fagos que iban matando a las bacterias iban dejando un pequeño claro circular en la superficie de la placa, indicando que las bacterias que crecían allí ya estaban muertas.

Seguidamente, el equipo investiga cómo aislar y purificar los fagos asesinos de bacterias. Luego de pocos días, después de secuenciar los genomas de los fagos, los científicos sabrán cuántos fagos nuevos pudieron descubrir y congelarán los nuevos virus a 80 grados Celsius para que sirvan a futuros estudios.

Georges, técnico del laboratorio de la Dra. Musila en el Instituto de Investigación Médica de Kenia, pipetea de bacterias fagos en una placa de Petri con bacterias.

Una investigación más barata y más rápida

El hallazgo de fagos es relativamente barato y rápido, también, a diferencia de la investigación farmacéutica convencional, únicamente requiere habilidad y un equipo de laboratorio básico. En cambio la investigación farmacéutica tradicional, se demora entre diez y quince años y por lo menos mil millones de dólares en identificar un nuevo antibiótico.

Graham Hatfull, quien es profesor en la Universidad de Pittsburgh (EEUU), donde es director del programa SEA-PHAGES, que enseña a hallar fagos a más de 40.000 estudiantes de primer curso; afirmó que, los estudiantes de las universidades, los de bachillerato, y cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad por aprender acerca de estas cosas puede hacerlo.

Todo esto posee implicaciones críticas para la reducción de las desigualdades en el mundo en materia de salud, acceso a los medicamentos e investigación. Las pruebas que están a disposición, aunque limitadas, señalan que la carga de RAM es mayor en Asia y en África.

Pero muchas naciones en desarrollo, entre ellas 37 del continente africano y subsaharianas, no cuentan con industria farmacéutica nacional y se ven obligados a importar suministros médicos, vacunas y medicamentos de Europa y Estados Unidos.

Medicamentos inasequibles para los habitantes de algunos países en desarrollo

Tobi Nagel, director de la organización sin fines de lucro “Phages for Global Health”, que ayuda a crear capacidad de estudio sobre fagos en las naciones en desarrollo; comentó que, con frecuencia señala la distribución desigual de las vacunas de covid-19 durante la pandemia.

Nagel aseguró que lo mismo pasa con los antibióticos. Muchos países en desarrollo no cuentan con acceso sostenido ni siquiera a antibióticos básicos. Por no mencionar a medicamentos más avanzados o antibióticos combinados que son eficaces contra ciertas bacterias resistentes.

Por ejmplo, en 2019 científicos de Malawi, informaron que solo el 48,5 % de los fármacos esenciales y básicos estaban almacenados en los hospitales públicos, mientras que el costo de un curso de más de la mitad de dichos medicamentos estaba por encima del salario diario promedio de los malawianos, era inasequible, dijo Nagel.

Mientras que las terapias con fagos pueden ser desarrolladas en las naciones más afectadas por la RAM, y al mismo tiempo se evitaría el coste y las barreras técnicas del estudio y el desarrollo farmacéuticos tradicionales.

Al respecto, Musila afirmó que, es una solución accesible para los países en desarrollo. Y cree que eso es lo mejor.

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