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Los historiadores romanos describen lujosos banquetes que combinaban sexo y comida. Las orgías evocan imágenes de la antigüedad grecorromana, gracias a los films eróticos protagonizadas por emperadores más o menos disolutos como la obra de Federico Fellini, El Satiricón.
Las orgías y sus sectas ocultas
Hoy en día, la palabra se usa para describir todo tipo de excesos. El carnaval nos parece una celebración absoluta del placer carnal en una sociedad antigua libre de ataduras morales. Pero ¿cuál es la verdad? La palabra se deriva de la palabra griega orgia. Se refiere a rituales realizados en honor a dioses como Dionisio, cuyo culto celebraba la renovación de la naturaleza.
Estos cultos fueron llamados sectas ocultas, es decir, estaban reservados para hombres y mujeres que previamente habían acordado no revelar sus secretos. La palabra “rave” evoca pensamientos de emoción y pasión.
Poco conocidos por su estatus místico, los rituales orgásmicos pueden implicar la manipulación de objetos de forma sexual en éxtasis y la práctica de la violencia destinada a lograr la intoxicación colectiva.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XVIII y XIX, particularmente en la literatura francesa, que el término “orgía” comenzó a referirse a actos sexuales grupales, que en la mayoría de los casos involucraban comer en exceso. En su novela Smarh de 1839, Gustave Flaubert recuerda una fiesta nocturna, una orgía llena de mujeres desnudas tan hermosas como Venus. “El Satiricón” de Fellini recrea la Roma de Nerón y alude a los excesos de esa época.
Placeres y gustos viejos
No obstante, la rave como actividad no es un invento moderno. Fiestas que combinaban el gusto y los placeres eróticos están bien documentadas en textos antiguos. Por ejemplo, en el siglo IV a. C., el orador griego Esquines, defendiendo a Timarco, acusó a sus enemigos de entregarse a los placeres más vergonzosos y a los que un hombre libre y noble no debería entregarse.
Todos en una pérdida. ¿Cuáles son los placeres prohibidos? Timarco invita a la flautista y a otras mujeres contrabandeadas y se sienta con ellas. Vale la pena señalar que los flautistas aquí no solo son artistas invitados por sus talentos musicales, sino también jóvenes prostitutas que pueden satisfacer las necesidades sexuales de sus invitados.
Damas de compañía para las orgías y costosos banquetes
Danza irónica en la cerámica de Apulia. Al igual que el empleo de prostitutas, el consumo de pescado caro fue motivo de especial preocupación para los hablantes del siglo IV a.C. Demóstenes combinó estos dos aspectos del libertinaje en su libro Sobre las falsas embajadas. En el 346 a. C., la ciudad de Atenas envió un embajador al rey Filipo II de Macedonia, quien amenazó militarmente a Grecia.
Pero el monarca había corrompido a algunos enviados atenienses para promover sus ambiciones imperiales. Uno de los embajadores comprados por el rey macedonio fue acusado por Demóstenes de despilfarrar sus ganancias mal habidas para comprar rameras y pescado y participar en las orgías romanas.
Comer en exceso es un doble delito de sexo y nutrición. Los historiadores romanos también describen lujosos banquetes que combinaban sexo y comida. El dictador Sila pudo haber sido el primer líder político de un partido organizado en Roma en los años 80 a.C. Fiestas que combinaban el gusto y los placeres eróticos y las orgías están bien documentadas en textos antiguos.
Las fiestas de Sila
Se dice que importó el modelo del este de Grecia, donde estaba realizando una campaña militar. Plutarco mencionó que Sila comenzaba a tomar por la mañana con las actrices, músicos y mimos. El baile de la corte era una actividad secundaria para las prostitutas, tan común como las prostitutas de pantomima. Se balancean y, a veces, imitan el sexo. El historiador latino Gayo Suetonio identificó a Tiberio, el segundo emperador de la dinastía Julio-Claudia del Imperio Romano, como el epítome de un emperador disoluto.
Organizaba atrevidos espectáculos eróticos en su castillo de Capri. Recluta a un nuevo grupo de actores que se comprometen en parejas conocidas como “spintriae” ante sus ojos. El término latino probablemente deriva del griego sphinxter (“ano“), que recuerda a la sodomía en serie.
Las historias de Calígula tratan sobre la corrupción del poder absoluto, la locura asesina y la perversión sexual. Se dice que el sucesor de Tiberio, Calígula, se acostó con sus hermanas a la vista de los invitados. Incesto y exhibicionismo, que violan ambas prohibiciones a la vez. También muestra a su esposa Setonia a caballo, vestida de guerrera o desnuda. Se decía que la reina, la consorte de su esposo, disfrutaba de estas reuniones especiales porque estaba perdida en el libertinaje y el vicio.
Una depravación para la iglesia cristiana
Si hay que creer a los historiadores de Augusto, algunos de los invitados incluso se asfixiaron “porque no podían escapar” en un banquete organizado por el emperador Heliogábalo alrededor del año 220 d.C. Salomé exigió la cabeza de Juan Bautista como pago por sus encantos. Sin embargo, esta festividad no era más común en el Imperio Romano de lo que es hoy. Por lo tanto, no debemos malinterpretar el significado de las descripciones de los carnavales de los autores antiguos.
El objetivo es siempre moral: condenar la “depravación” en nombre de la sobriedad. La cristianización del Imperio Romano solo fortaleció esta visión moral.
Los escritos de Agustín (sermón sobre la decapitación de Juan el Bautista) son un buen ejemplo. Con reminiscencias de la fiesta de Herodes Antipas, gobernador de Galilea, sus montones de comida enfatizaron la glotonería de sus invitados. Además de esto, existe otra creencia de que la lujuria es obra de Satanás (Antipas invita al baile a su anciana hija Salomé).
Con el torso desnudo en su danza loca, la niña malvada exige la cabeza de Juan Bautista en un plato como pago por su brujería. En contraste con estos textos antiguos, “Babylon” (2022) de Damien Chazelle representa una gigantesca escena de carnaval sin adoptar claramente una postura de condena moral. Quizás esta sea una de las razones por las que recibió críticas tan variadas, con críticos que denunciaron la película como escandalosa y fanáticos que la elogiaron como un carnaval visual mágico.